Diálogos de género: desafiando la polémica

Esa entrevista me la  realizaron a partir del Festival Ellas Crean (2014) promovido por la Consejeria Cultural de España en Cuba y su Consejero Pablo Platas Casteleiro. El Festival, con sede en la Habana, dio espacio al taller Género y sociedad que emprendió el Proyecto Circuíto Líquido. Le agradezco a su  gestora y fundadora: Adita, amiga incondicional que me prestara esta entrevista y me autorizara a publicarla en mi blog. Es una de las entrevistas que he dado sobre Género y Cine más completas, o al menos, con más temas abordados. Gracias a Circuito Liquido, a Pablo Platas, a Ellas Crean y a mi hermana del corazón y de caminos juntas: Graciela Morales Pacheco, ella es la responsable de que hoy yo sea una mujer feminista y tan comprometida con la equidad de género. Con ella empezó todo y después caminamos juntas y nos encontramos  a muchas y muchos más.

DANAE DIÉGUEZ : “Soy feminista y todo lo que hago en mi vida lo hago a partir de una perspectiva feminista”

Por: Annia Lis de Armas

Annia Lis de Armas (ALA): ¿Cómo fue su primer acercamiento a los estudios de género?

Danae Diéguez (DD): Hay dos caminos para acercarse a los estudios de género: uno pasa por lo personal y el otro por la cuestión académica. Primero fue por lo personal, a través de una amiga -por razones muy personales que me estaban sucediendo- que sí trabajaba los temas de género y me dijo: “A ti te sería útil leer sobre género”.  Yo no le hice mucho caso, pero de esas cosas que dicen que el maestro aparece cuando el alumno está listo, en ese momento aparecieron lecturas que vinieron a ser los maestros y yo era la alumna que al parecer empezaba a estar lista para  procesar aquella información que fue entrando poco a poco. Fue totalmente primero por mi cuenta. Más tarde accedí al Colegio de México a estudiar. Allí fue donde ya tuve un acercamiento con toda la disciplina y la rigurosidad que lleva la academia que significa estudiar, leer, aún cuando yo estaba en plan autodidacta hacía como un año. Así fueron mis acercamientos, y en ese lugar logré el sostén teórico a lo que yo estaba haciendo.

ALA: ¿Cree que en este acercamiento haya influido el hecho de ser mujer?

DD: Probablemente haya influido que yo sea una mujer. También empezó, como te decía, por razones personales y los aprendizajes de género que tenía, sobre todo con roles y con maneras de asumir la vida. Era algo que a mí no me parecía bien, que no me parecía justo y que me empecé a cuestionar. Pasó porque me cuestioné a mí misma. Este es un tema que pasa mucho por la piel primero y creo que en el caso mío pasó por la piel de ser una mujer.

ALA: ¿Teoría de Género y feminismo son cosas diferentes?

DD: Estamos hablando de lo mismo, estamos hablando del pensamiento, de la filosofía, del movimiento, de la base que genera las categorías de análisis de género. Una cosa lleva a la otra, o sea, sacar al género como una categoría suelta sin estar en relación no es serio académicamente porque los estudios no van por ahí. Los estudios te platean que la categoría de género es una categoría que proviene de los feminismos, quienes agendean género como categoría para poder llevar a cabo sus investigaciones y sobre todo para visibilizar lo que está en el feminismo: desmontar cómo se ha construido al sujeto Mujer a lo largo de la historia.

ALA: ¿Para usted que cosa es ser feminista? ¿Se considera según su criterio feminista?

DD: Totalmente, soy feminista y todo lo que hago en mi vida lo hago a partir de una perspectiva feminista. Para mí ser feminista significa intentar, primero, la mirada que te hace que desmonte las estructuras de poder verticalistas, patriarcales que están en la sociedad. El patriarcado es un sistema de dominación en el que vivimos todos y todas y para mí ser feminista significa sospechar todo el tiempo de esas estructuras que están legitimando en todo momentoun deber ser” para mujeres y hombres. Eso significa y se traduce en mi manera de ver y de actuar en la vida. Por lo tanto todo lo que hago tiene que ver con el feminismo.

ALA: ¿Cree que en el contexto actual -tanto internacional como nacional- el feminismo pueda funcionar como una herramienta para el cambio de la sociedad?

DD: Por supuesto, porque es un sistema de pensamiento, una filosofía, un movimiento político que está desmontando esos verticalismos de los que te hablaba y relaciones de poder hegemónicas. Permite, además, la posibilidad de entrenar otras formas de relacionarnos mucho más inclusivas. El feminismo aspira a la igualdad, pero no a la igualdad porque somos iguales, estamos hablando de la posibilidad para acceder “a”. El feminismo es inclusivo no es excluyente, habla de otro tipo de relaciones mucho más horizontales. Yo creo que el mundo para que sea mejor tiene que ser un mundo feminista. Fíjate que te digo que el feminismo no excluye a los hombres, estamos hablando de que es la oposición real a un sistema de dominación como es el patriarcado que legitima un poder vertical, masculino, heteronormativo.

ALA: Usted ha encaminado la línea de su trabajo hacia el estudio del cine realizado por mujeres y a la manera en que se representa la problemática de género en el audiovisual. ¿Por qué ha escogido específicamente estos derroteros en el mundo del lenguaje audiovisual y no otros?

DD: Esto tiene que ver mucho con mi trabajo como profesora de la facultad de audiovisuales del ISA. Naturalmente, yo daba clases a estos estudiantes y había tenido obligatoriamente que empezar a estudiar muchas cosas relacionadas con el mundo del cine y lo que hice fue unir los saberes de género y feminismo con los estudios sobre audiovisual y cine. Cuando empiezas a ver eso comienzas a encontrar los vacíos investigativos, dónde están las carencias, porque te estás cuestionando el orden, ese canon, y como te lo estás cuestionando como investigadora también empiezas a encontrar los otros ángulos donde pudieras aportar otra mirada. Viene por ahí porque yo disfruto mucho el audiovisual y me doy cuenta que lo que más disfruto es encontrar cómo el audiovisual y el cine se convierten en dispositivos que están fomentando o sustentando imaginarios simbólicos muchas veces sexistas. Lo que más me gusta es desmontarlos para que nos demos cuenta cómo aprendemos de esas imágenes que están naturalizando un “deber ser” de género. Estamos rodeados de imágenes por todas partes e imágenes en movimiento, ellas marcan y delinean hoy la manera de ser de muchas personas. Tienen ideología y hay una ideología de género.

ALA: ¿Desde cuándo comenzó esa imbricación entre ambos saberes?

DD: Aproximadamente desde el 2006.

ALA: ¿El cine cubano -desde sus inicios hasta la actualidad- ha funcionado como potenciador de  una ideología basada en  los estereotipos acerca de la mujer y las ideas del patriarcado?

DD: Sin dudas, aunque ha intentado muchas veces salirse de esos estereotipos pero el cine después del 1959 no se puede ver fuera del contexto político, social y cultural que lo aúna y que está determinado también por derechos importantes para las mujeres, eso es una cosa y otra es la subjetividad de los seres humanos, quienes hacen el cine vienen construidos con un “deber ser” de género, con unos aprendizajes de género. Por eso el cine cubano reproduce también esos imaginarios. Aunque en muchos momentos intenta desmontar ese machismo, existe y a veces es bastante evidente. Me parece que lo más engañoso está, precisamente, en cómo se aparenta con las representaciones de género una cosa y realmente lo que está de fondo es un discurso todavía muy patriarcal y sexista.

ALA: Ineludiblemente, la mujer ha sido muy representada en la cinematografía del patio. ¿Esto de por sí tiene relación con la perspectiva de género dentro del audiovisual cubano?

DD: Los debates sobre género son de alguna manera recientes y Cuba llegó tarde también a esa discusión en el mundo cinematográfico. Los directores cubanos cuando los miras en contexto a lo más que podías aspirar era a encontrar que ellos tuvieran alguna buena intención, pero de buenas intenciones está lleno el camino del sexismo y una de las cosas que más duras, me parece, es cuando descubres cómo en muchas películas que tienen esas buenas intenciones hay un discurso latente en el proceso mismo de la enunciación, esa ideología androcéntrica se devuelve en las imágenes.

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ALA: ¿Existe en la historia del cine cubano algún personaje transgresor que subvierta las construcciones sociales respecto a los sexos y los estereotipos de una sociedad patriarcal?

DD: Desde esa perspectiva creo que el cine cubano más interesante lo hizo una directora como Sara Gómez que en su momento se cuestionó muchas cosas con respecto a las representaciones y a los sujetos mujeres en la sociedad cubana con su documental Mi aporte (1972), con Guanabacoa: crónica de mi familia (1968) y después con su largometraje De cierta manera (1974), entre otras obras suyas, pero te menciono las que más me interesan en términos de género.

Hay momentos subversivos, provocadores en el cine cubano, por ejemplo, el tratamiento del erotismo en la película Te llamarás inocencia (1989) de Teresita Ordoqui, película hecha por los estudios fílmicos de la televisión, en el que el tratamiento del personaje femenino desde el erotismo cambia, está visto y representado desde ángulos diferentes para la cinematografía cubana. Creo que hay puntos de giro interesantes, sobre todo, en algunos documentales hechos por algunas directoras dentro del cine cubano. Hay otro punto de giro interesante con algunos de los cortos de Mujer transparente (1991), proyecto cinematográfico dirigido por Humberto Solás en el que de los cinco directores tres son mujeres. Pero me parece que lo más interesante empieza a suceder como fenómeno cuando aparecen las generaciones más jóvenes de directoras, aunque algunas directoras que producen sus obras fuera del ICAIC, como Lizette Vila, Belkis Vega, entre otras, también tienen propuestas interesantes. Creo que hay momentos sobre todo en tratamientos de temas, en los ángulos para abordarlos, que no siempre están comprometidos, como se pudiera pensar, si somos demasiados estrictos con los tópicos género, pero dan angulaciones, hay miradas que empiezan a desmarcarse. Por eso decirte una directora sola no sería justo, pero sí hay un proceso ahí interesante que yo diría que son como puntos de giros que se van sucediendo hasta llegar a este fenómeno que tenemos ahora con las realizadoras más jóvenes.

ALA: ¿En los filmes cubanos únicamente las mujeres son representadas como víctimas de los esquemas sexistas? ¿Están los hombres exentos de esto?

DD: No, los hombres también son parte de esa representación. ¿Por qué hablamos más de las mujeres? Porque siempre son las que llevan en las historias las de perder en ese sentido, porque son las que están representadas para ser el objeto de la mirada, el objeto de deseo, las que tienen una doble y triple jornada laboral, las que van cargando con un grupo de “deberes ser” que generan pérdidas humanas y que empiezan a desencontrarse con ellas mismas, intentando parecerse a ese patrón encorsetado de la feminidad.

Pero los hombres también  llevan mucho que perder en esta historia porque al tratar de ser siempre los proveedores, los que nunca lloran, los hombres sí pueden, los hombres fuertes, también hay pérdidas ahí en las construcciones hegemónicas de las masculinidades. El cine cubano lo ha abordado, lo representa, están ahí intentando ser los machos de la historia. Pero me interesan más los estudios sobre las mujeres porque los varones son, a fin de cuentas, los beneficiados reales del patriarcado.

ALA: ¿En la cinematografía nacional predominan más los hombres que las mujeres?

DD: Como directores.

ALA: Es decir, en otros roles hay más mujeres que hombres.

DD: Sí, hay roles que han estado feminizados en la industria del cine: el diseño, el vestuario, la asistencia de dirección, la edición donde por mucho tiempo hubo más mujeres. Sin embargo, la dirección de fotografía y la dirección son roles tradicionalmente masculinos.

ALA: ¿Acaso tiene esta situación alguna relación con el hecho de que vivimos en una sociedad patriarcal donde se tienen muy anclados los estereotipos de género?

DD: Sí, todas las instituciones reproducen internamente eso mismo que las sociedades generan. Por eso yo creo tanto en las políticas públicas que buscan la equidad porque sin dudas aunque tú tengas ganas de hacer esos cambios, aunque te parezcan importantes, todavía vienes con esa subjetividad de la que te hablaba y es complejo. Las instituciones de alguna manera son también los microrelatos de como las sociedades a pesar de generar ciertas acciones todavía reproducen desde su subjetividad ese sexismo. Tiene que haber una conciencia muy clara de eso para cambiar esos estereotipos, para cambiar esos roles, tiene que haber un compromiso y voluntad política. Todavía creemos que como algunas leyes estaban ahí no había que hacer mucho más y no, hay que hacer mucho más.

ALA: ¿Existen jóvenes realizadores y realizadoras audiovisuales que a través de sus obras propongan un discurso que transgreda los estereotipos sexistas anclados en la sociedad? ¿Qué obras y nombres pudiera destacar?

DD: Por ejemplo, en el tratamiento de las diversidades sexuales ellos y ellas lo han evidenciado temáticamente de forma interesante. Pronto veremos el largometraje Vestido de Novia (2014), de Marilyn Solaya en que verificamos otra forma de posicionarse en el tema y optar por otras denuncias. En el caso de las realizadoras el tratamiento de la violencia de género, de la emigración femenina contado desde la primera persona; ella como sujeto de la historia, el tratamiento del erotismo es otro de los tópicos que distinguen su mirada. Insisto que no basta solamente el tratamiento del tema, sino el posicionamiento real en esa perspectiva. En el caso del erotismo femenino te estoy hablando por ejemplo de El patio de mi casa (2007) de Patricia Ramos, en la emigración femenina Tierra Roja (2007) de Heidi Hassan. La autorrepresentación es un fenómeno también muy interesante en ellas, por ejemplo, en obras como The Ilussion (2009) de Susana Barriga y Extravío (2007) de Daniellis Hernández. Ese antecedente viene, por ejemplo, de Sara Gómez, en Guanabacoa: crónica de mi familia y después Gloria Rolando también lo trabaja en su obra.

La representación del conflicto entre el espacio privado y el espacio público, ese aprisionamiento en el “deber ser” femenino está mucho en obras como Misericordia (2011)  y Las ventanas (2013) de Maryulis Alfonso. La violencia estructural, las estructuras de las sociedades a partir de esos patrones patriarcales aparecen muy bien trabajadas en documentales como Guárdame el tiempo (2013) de Ariagna Fajardo. Yo creo que hay cambios importantes en el tratamiento del punto de vista. A veces es el mismo tema pero el punto de vista cambia la perspectiva de cómo se aborda el tema. Los tratamientos son más descarnados, más como sacar de adentro de la sociedad y poner a flote conflictos sociales que antes no habían sido evidentes. Me gustaría también decirte que he notado mucho en ellos y en ellas, nuevas  formas de  narrar. No está en todas ni en todos, pero hay algunas directoras, y sobre todo lo he visto en ellas -te lo digo honestamente- intentos de echarle mano a otras formas de narrar, de desdramatización, no tradicionales del cine cubano.

ALA: ¿Ha aumentado el número de cineastas mujeres en los últimos tiempos?

DD: Sí, hay cambios, las causas probables estén en la creación de las escuelas de cine y la democratización de las ya no tan nuevas tecnologías.

ALA: ¿En la isla existen proyectos, espacios, talleres que tengan como fin erradicar los estereotipos de género en el discurso audiovisual de realizadores y realizadoras?

DD: Yo doy un curso de Género y Cine en la FAMCA como una asignatura hace dos años y sí he notado cambios interesantes en algunos estudiantes cuando se gradúan de la facultad. No en todos, porque este es un tema que no todo el mundo está dispuesto a asimilar…te remueve demasiado tus propios cimientos, que tan bien plantados creías. También está el proyecto que gesté junto a un equipo de trabajo desde el 2010 sobre Género y Cultura que se llama Mirar desde la sospecha y se ha dedicado a trabajar con artistas, creadores/as en general para que sus obras tengan una mirada de género comprometida. Específicamente hemos ido a Televisión Serrana a dar talleres allí para que posean herramientas para abordar con responsabilidad estos temas. De ahí han salido documentales interesantes.

AAL: Varios especialistas cubanos han afirmado que la perspectiva de género entraña y comporta un problema político. ¿Cuál es su opinión al respecto?

DD: Somos seres políticos, y cuando se le da perspectiva de género a las cosas, estamos hablando de cómo ser equitativos para que las mujeres y los hombres tengan acceso a, desde la equidad y la justicia y eso tiene que ver con políticas públicas. Tiene que ver con eliminar las brechas de género que en las sociedades aún persisten por esa naturalización de los aprendizajes de género. Si tú generas políticas en las que das por sentado cosas y no las aclaras desde el punto de vista de género, eres excluyente y fomentas las desigualdades, aunque pretendas ser inclusivo. Eso se genera en acciones concretas, por eso estamos hablando de política. La Ley de violencia de género, por ejemplo, es una ley que es política porque su existencia parte de esa conciencia política y tiene que ver con cómo estructurar y hacer visible un fenómeno a través de esas leyes y políticas públicas alrededor de algo que supuestamente en el imaginario de la gente es privado: la violencia por razones de género, hoy, una de las pandemias más grandes del mundo.

Género es una categoría que si la ves acríticamente está descontextualizada, pero cuando la ves ubicada en contexto, en tanto proviene de un pensamiento político como es el feminismo, sin dudas, la ubicas como una categoría complejizadora que pone en jaque tu “deber ser” y eso tiene que ver con políticas públicas. Tiene que ver con, hasta dónde podemos accionar mujeres y hombres en el espacio público, hasta dónde las políticas y leyes nos favorecen o no, nos permiten o no. Entonces sí, estamos hablando de política porque lo personal es político, lo dice el feminismo.

ALA: ¿Podría explicar los aportes que la Teoría de Género ha ofrecido al estudio de la cinematografía cubana?

DD: La mirada de género ha empezado a poner en crisis el ejercicio crítico que se ha hecho tradicionalmente sobre cine cubano, porque cuando le das una mirada de género a la crítica sobre cine, empiezas a desmontar el propio ejercicio crítico tradicional. Yo creo que le da otro ángulo, otro punto de vista más interesante y es cómo pones en crisis ese canon que está construido desde perspectivas tradicionales,  hegemónicas, falogocentristas.

ALA: ¿Faltará mucho tiempo para que cambien las prácticas discursivas tradicionales relacionadas con los asuntos de género en los audiovisuales?

DD: Sí, falta, por lo menos para poderlo sistematizar como una tendencia. Podemos encontrar prácticas desacralizadoras del mantum protector del patriarcado, hasta ahora, en algunos/as artistas, obras, pero como tendencia, todavía.

ALA: Gracias.

Diálogos de género: desafiando la polémica

Annia Lis de Armas (La Habana, 1992) En la actualidad cursa el quinto año de Historia del Arte, en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

Edición: Yadira de Armas

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